miércoles, 21 de octubre de 2009

Paciencia




"Ocuparse del mundo exige mucha paciencia", dice Clarice Lispector. Entonces me doy cuenta de que, casi sin tomar conciencia de ello, yo la pongo en práctica cada año. Mi alma y mi cuerpo esperan dóciles ese acontecimiento que se repite infaliblemente y que les da una cierta sensación de permanencia en medio de la obstinada fugacidad de las cosas. Y es la seguridad de que, luego de atravesar el largo túnel del invierno, nada impedirá a mi jacarandá volver a florecer.
Con quien por ese tiempo era mi compañero, buscábamos departamento. "Será tuyo", me decía, conscientes ambos de que ya no seguiríamos juntos. Entramos - buscando algo que se acomodara a nuestro no muy holgado presupuesto - en sórdidas covachas, en huecos donde la luz brillaba pero por su ausencia, en dormitorios del tamaño de un grano de maíz. Desilusionados y exhaustos, él me abandonó a la suerte de continuar sola en aquel incierto derrotero. Una tarde llegué. Entre los requisitos para ocupar una vivienda, el lujo no ha sido una de mis prioridades. Sólo luz y espacio para mis libros. La dueña abrió la puerta del departamento de la calle Boedo aquella siesta de octubre y un chorro de claridad me invadió como un baño de agua fresca. Pero la fiesta ocurrió cuando me asomé al balcón. Allí, unos metros más abajo, un jacarandá se desplegaba ante mis ojos. Su plenitud derramándose en las espaldas de la brisa era como una señal de que mi peregrinaje había terminado. Desde aquel día, desde hace veintitrés años yo sé que, suceda lo que suceda, al llegar octubre, esa copa florecerá puntualmente para decirme que la felicidad puede faltar a la cita, que algunos de los seres que amo habrán partido para siempre, que en el espejo el tiempo me dirá los argumentos del desgaste. Pero me queda la certeza de que, cada primavera, esa copa se desplegará para mí una vez más, íntima y voluptuosa. Y, durante un hechizado lapso, mi corazón castigado por la ausencia y la nostalgia volverá a incorporarse y lo rozará una vibración de eternidad.


2 comentarios:

  1. Hermosa visión de la jacaranda: un árbol tropical que participa del simbolismo de la sexualidad que se eleva a esferas superiores. Gracias.

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  2. Paulina. Un gusto enorme venir a visitarte a este espacio, y encontrar esta Jacarandá.
    Saludos!

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